lunes, 21 de noviembre de 2011

España, los españoles y el español

 

Antes de venir a Alemania, una amiga me dijo: “A los alemanes les encanta España, los españoles y el español”. La verdad es que me llamó mucho la atención ese comentario y aunque quise creérmelo a pies juntillas, la verdad es que me extrañaba tanto que no pude… Pero a la semana de estar aquí, comprobé que era verdad.

El problema que conlleva es que muchas  veces voy a un sitio, pregunto algo en inglés o en alemán y mi acento (españolísimo, como dice Kiara) me delata tanto que me preguntan: ¿de dónde eres? Después ellos te dicen en qué parte de España han estado o qué conocen de España…, y empieza la retahíla de preguntas de ¿En qué estás trabajando? (el ¿estudias o trabajas? no se estila) ¿Cuánto llevas aquí?.. y, por último, viene la petición de clases gratuitas de español.

 

clases-espanol

 

Les encanta decirte lo que saben decir en español (que la mayoría de las veces se reduce a: “Una cerveza, por favor”, “¿Dónde esté el baño?”, “Cuánto cuesta?… y quieren que les enseñes cómo se dice: “Hola, ¿qué tal?, “Hasta luego”… y si tienen confianza frases para ligar del tipo:  “Eres muy guapa”, “¿Quieres bailar conmigo”?.  Las diez primeras veces te hace gracia pero cuando llevas cincuenta y no es tu día, te cansa un poquito (aunque luego lo agradeces).

El otro día estábamos esperando en la oficina del Ayuntamiento y, cuando fuimos a entrar, una pareja nos dijo en alemán que estaba ocupada. Les dijimos que no hablábamos alemán, nos preguntaron que si hablábamos inglés, nos lo repitieron en inglés y nos preguntaron que de dónde éramos. Como notaron que no teníamos muchas ganas de hablar (era la vez cincuenta uno y ya se intuía qué rumbo iba a tomar aquello), no dijeron nada más, pero antes de irse de la oficina, al pasar por nuestro lado, nos preguntaron: “¿Cómo se dice Adiós” en español? y dijimos: “Hasta luego” y se despidieron de nosotros agitando una manita (con los guantes puestos ya, que hacía un frío de mil demonios) y diciendo: /Has-ta lueg-o/.

Después de hablar con muchos alemanes, he llegado a la conclusión de que no les gusta mucho Alemania (de hecho, alguno me lo ha dicho claramente). Se trata de un país muy verde, por el que da gusto viajar porque siempre estás rodeado de naturaleza y aunque tiene pueblos y ciudades realmente preciosos y únicos, al final lo que más les gusta es España.

 

espana

 

En verano, muchos alemanes se van a España (ya sea Madrid, Barcelona o la playa) y cuando se jubilan, se van a vivir a Mallorca.

Los alemanes van muchas veces con una sonrisa en la boca cuando te cruzas con ellos, y en cuanto sale un rayito de sol: se ponen pantalones cortos y sandalias (a veces con esos horrorosos calcetines blancos con los que tantas veces les hemos visto) y disfrutan de él el tiempo que dura. Al igual que cuando empieza a llover, no se les amarga el día por ello… Pero luego es como si la sangre mediterránea (sobre todo las española) les atrajese.

 

AMOR-MEDITERRÁNEO2 “Amor mediterráneo”, de Jordi Pintó

 

Dependiendo de la zona, hay sitios donde la gente es más seca pero el hecho de ser extranjera aquí nunca ha sido un impedimento. Lejos de sentirme discriminada, el trato ha sido muy acogedor.

Es más: no me gusta escribir comentarios negativos en el blog pero muchas veces me he sentido más discriminada en España por ser mujer,  por ser joven o las dos cosas: mujer y encima joven…  o simplemente etiquetada o juzgada por ser “la mujer de”.

 

oveja negra2

 

Puede que la sonrisa que muchos llevan por la calle no sea una sonrisa auténtica sino más bien una sonrisa social, como dice mi marido, pero el hecho de ver a gente sonriendo, te hace sonreír a ti y que te tomes las cosas de otra manera…

Eso ha hecho, aunque quede muy mal decirlo, que en muchas ocasiones me haya sentido más integrada en la sociedad alemana que en la mía. No voy a poner ejemplos desagradables en los que me he sentido totalmente desplazada; simplemente diré que para mí algunos valores, como el civismo, el respeto por el prójimo y la educación, son fundamentales para la convivencia y la integración en una sociedad y he comprobado demasiadas veces que la mayoría de la gente con la que me cruzaba en mi día a día carecía de ellos…

 

pelea

 

Desde que leí Martes con mi viejo profesor comprendí que muchas veces, el malestar que sentía en Madrid se debía a que el estrés, las prisas, el individualismo, la mala educación, los empujones, las locuras de las Rebajas, las Navidades… no me dejaban apreciar las cosas buenas de esta ciudad ni su belleza.

 

martesprof

 

Sin embargo, parece que aquí, cuyos pilares para la convivencia con los mismos que los míos, no son suficientes y necesitan de nuestra sangre caliente para pasarlo bien… Yo creo que en el medio está lo idealGuiño.

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