sábado, 13 de octubre de 2012

Lo peor de vivir en Alemania(2)

 

Continuando con los contras del balance de vivir en Alemania, algunas de las cosas que más eché en falta (¡y nunca imaginé!) fueron estos:

 

16) No entender las conversaciones de la gente por la calle

 

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Esto es peor todavía cuando encima insisten en hablar contigo, les dices (en alemán) que no hablas alemán y te digan: ¡¡¡Pero si lo estás hablando!!! ¡Y lo haces muy bien!! (A cumplidores en ese aspecto no les gana nadie…)

 

17) Sentir la sangre en las venas de la peña

Nunca creí que lo echaría de menos pero el hecho de que la gente no baile si suena una canción que le gusta, que griten un poquito…, ¡¡que se emocionen!!: se echa en falta.

En todo el tiempo que viví en Alemania, no llegué a ver a una pareja normal discutir en la calle, regañarse o emocionados de algún modo (ya sea llorando o muertos de risa).

 

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8) Los restaurantes americanos

 

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Puede resultar un poco chocante (de hecho soy consciente de que puede ser MUY chocante) pero es así. Los eché mucho de menos. Yo soy de: Nota¡¡¡T. G. I. F.!!!, ¡¡¡T. G. I. F.!!!Nota

 

19) Las tiendas de Calzedonia.

 

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Casi todas mis medias (al menos las que siguen conmigo) son de Calzedonia, y en Alemania sólo he visto en ciudades grandes, cuando estábamos viajando.

El problema es que si vamos con el “chip de viajar” y hago parar a mi marido para comprar mis básicos: me mata; así que me tuve que resignar y esperarme para comprarlas en los viajes a España. 

 

20) Las bolsas de aperitivos

 

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Aggghh, mis amados Pelotazos, Doritos, 3D, todos los tipos de Cheetos…

Al final, lo que encontré fue Doritos en el Kaufland. Nos podéis imaginar qué alegría. Después encontré esta imagen en internet, lo que hizo que ahora (que tengo la posibilidad de comprar todas las bolsas que quiera en España) el remordimiento me atormente:

 

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21) El Mercadona

 

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Las bolsas de aperitivos del Hacendado, la keratina del Deliplus, el anticelulítico, la crema corporal de aceite de oliva y la de Aloe vera para manos y uñas… ¡Y tantas otras cosas!!

 

22) Ir de tapas

 

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y lo que ello conlleva:

 

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23) Las colonias y los perfumes

Están muy bien de precio hasta que te das cuenta de que los frascos son la mita de pequeños que en España. De ahí que no parezca que se han echado litros de colonia antes de salir de casa.. ¡¡Es que no se echan ni un mililitro!! Las pocas veces que he olido la colonia de alguien en la calle he pensado: ¡Anda! Un europeo del Sur…

 

24) Algo que un día me costó un gran disgusto

En Alemania: Peperonni = pimiento

 

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25) La rapidez y decisión a la hora de tirar la caña

Los alemanes son súper directos al ligar. La mujer está a la misma altura que el hombre, no es un objeto y, por ello: si no les interesas, no pierden el tiempo. Eso hace que no haya una cultura del cortejo.

 

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Alguna vez, hasta se echa de menos esto:

 

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26) Pagar cada uno lo suyo.
Normalmente, en las parejas: cada uno se paga lo suyo. En Alemania:

 

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27) La colocación de los supermercados

 

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Uno acaba como una brújula estropeada dando vueltas por todo el súper, sin encontrar nada y te sientes como Paco Martínez Soria en un aeropuerto.

 

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Sólo te falta decir:

 

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Un beso muy fuerte a todos y feliz fin de semana a todos Guiño.

Lo peor de vivir en Alemania(1)

 

Creí que iba a tardar más tiempo… Que me iba a llevar más… Por eso lo he ido dejando...

Pero ha llegado el momento. Es hora de reflexionar y hacer balance sobre lo que mejor y peor de vivir en Alemania; y tengo que hacerlo ahora, antes de que mi proceso de sevillanización vaya a más. Luego será tarde...

 

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Llegará un momento en que las cosas que más me chocaron en su día me resulten tan lejanas, que tenga que hacer un gran esfuerzo de regresión para recordarlas…

 

Creo que aunque me hubiese quedado a vivir toda la vida en Alemania, nunca habría llegado a la germanización completa pero me he dado cuenta de que el proceso no sólo se inició muy temprano sino que se fue completando sin apenas notarlo…

Una prueba de ello es que este miércoles, 10 de octubre, cuando me fui a despedir de un madrileño que conocí…: ¡le di la mano! Qué vergüenza. Él me dio la mano y, mientras me la sostenía, me dijo: ¡Dame un beso!

Con lo que me costó acostumbrarme a dar la mano en Alemania y, ya cuando tenía más confianza con alguien, a se compartir un “mini-abrazo” por el lado izquierdo. Los besos con de puertas pa’dentro.

 

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Recuerdo que al principio, a la hora de dar el mini-abrazo, me quedaba delante de la gente con cara de gilipollas esperando la otra mitad del abrazo”…

 

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He hecho una lista con las cosas que mejor y peor he llevado de vivir en Alemania. Los extremos nunca son buenos y lo ideal está en el medio, en la escala de grises. Por eso, algunas de las cosas que pondré estarán en ambas lados de la lista.

 

Empecemos por lo que se me ha hecho más difícil de vivir en Alemania:

1)  La humedad

Te encrespa el pelo hasta puntos insospechados y se te mete en los huesos cuando hace frío.

De hecho, creo que una de las razones por las que ahora vivo en Sevilla ésa: he tenido frío-atroz para toda mi vida. Ahora prefiero el calor-abrasivo.  

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2) La burocracia alemana

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3) Lo cuadriculados que son los alemanes

 

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Creo que los alemanes son un pueblo con una mente muy abierta pero en la forma de hacer las cosas son muy cuadriculados. Primero hay que hacer el paso 1. Después el 2. Cuando se terminen los dos primeros: el tercero. Y así sucesivamente. Si no… Bueno, no sé qué pasaría si no se hiciese así porque nunca se ha dado el caso.

 

4) Las obras en carretera

Están pensadas para formar unos atascos tremendos que hacen que llegues a plantearte si no sería mejor tener límite de velocidad a lo largo de todas las autopistas para circular TODO el tiempo a 120km/h y no pasar de 200 a 40, después a 100, otra vez a 40, y así…

 

5) El uso de motos en ciudad

Al igual que en ciudad se agradece que se comporten como coches, ya que así no tienes que sentirte con la necesidad de tener que estar esperando que se te echen encima desde cualquier ángulo posible del coche (como en Holanda), en carretera es terrible tener que ir detrás de una moto que no tiene otra cosa que hacer que ir por el medio del carril, como si fuera un coche…

 

6) Esperar en los semáforos a que se pongan en verde

 

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A la pregunta del policía que me multó por hacer no hacer esto:

- ¡¡SÍ!! EN ESPAÑA TENEMOS SEMÁFOROS, PERO… BUENO, DEJÉMEOSLO EN QUE TENER, TENEMOS... 

Una de las razones por las que quizá nos los respetemos (al menos la gran mayoría de la gente en Madrid) se deba a que los muñecos no son tan monos como los de Berlín y Bremen:

 

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7) La mala calidad y el precio excesivo del pescado.

 

8) La costumbre de vender en los supermercados la carne con tantas especias.

 

9) La escasez de esta imagen:

 

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Se convirtió en un espejismo cuando se me caía el curry de las salchichas por los morretes…

Creo que las servilletas deben formar parte del tesoro nacional… Además, lo de limpiar las mesas tampoco se lleva, con lo que es bueno llevar siempre un paquete de kleenex; tampoco viene mal el jabón de manos que no necesita aclarado…

 

10) No jugar con los niños

Los niños alemanes son pequeños adultos y se les trata como tales. No se les coge para abrazarlos, llenarlos de besos y jugar con ellos.

 

11) Al contrario que aquí en los centros comerciales, allí no se suele llevar esto:

 

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En Alemania, se permite la entrada de los perros en los centro comerciales. Aunque nunca me llegué a encontrar una caca ni nada, no me deja de parecer antihigiénico.

De hecho, los niños en verano suelen ir descalzos por las fuentes o rebozarse por el suelo con toda la ropa y les regañan para que se comporten, no para que no se manchen ni nada.

 

12) Las cosas baratas de una calidad normal (¡no malísima!)

En Alemania puedes encontrar cosas apañadas y útiles por poco precio en los centros comerciales, las tiendas de un euro… pero hay que fijarse bien porque no suelen ser de buena calidad. En Alemania no hay chinos, y las cosas baratas suelen ser de mala calidad.

No hay término medio: o máquinas súper tecnológicas y buenas (como los coches) o trastos inservibles que no valen pa’ na. O bueno, quizá sí…

 

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13) Pagar por mear (al igual que por mil cosas más)

 

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14) Comer mirando hacia la calle o de pie

En Alemania es muy normal la comida rápida (que no comida basura) y tomarla en las terrazas con las mesas mirando hacia la calle o de pie, ya que nunca andan y comen a la vez.

 

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15) Las largas esperas en las mesa de los restantes para que te sirva la comida

Tardan muchísimo en traerte la comida y nunca te buscan sitio en los restaurantes: tú entras, buscas un sitio y te sientas (no te atienden en la puerta). Os lo digo para que no os pase esto:

 

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domingo, 7 de octubre de 2012

Vuelta a España

 

¡¡Hola a todos!! Sé que os he hecho esperar pero lo bueno siempre está por venir Guiño. Además:

 

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El último mes en Alemania fue estupendo, con muchas más anécdotas y situaciones curiosas que os seguiré contando. Pero, antes, os debo poner al día.

A la semana y media de llegar a España, pasé por lo siguiente. No exagero, fue así: todo junto y a la vez.

1) Operación: vamos a ponernos hasta las trancas

 

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Fui atacada por una de las especies más agresivas de mosquitos que he oído nunca: los de Villanueva de San Mancio. Para los que contéis con el mismo desconocimiento que yo de dónde está este pueblo español:

 

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2) Dolor atroz

 

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 3) Y lo más traumático de todo. He pasado de:

 

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a:

 

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en muy poco tiempo. Yo, que toda la vida he sido:

 

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Como la vuelta a Madrid era demasiado obvia, el destino ha querido que nuestra nueva ciudad sea:

 

la foto

Todavía estoy haciéndome a la ciudad: a sus gentes y a sus costumbres. Al igual que a su lengua, claro:

 

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Hasta las reglas de tráfico con diferentes: la gente se salta los semáforos cuando se cansa de esperar o no arranca cuando el disco está en verde (los dos extremos), hacen pirulas continuamente y deben considerar que la seguridad vial es para los demás:

 

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Ésta foto la saqué la semana pasada. Se trata de una pareja conduciendo de noche con la luna destrozada.

 

Bueno, un abrazo para todos y nos venos en breves Guiño.

 

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